martes, 17 de abril de 2012

La Mandrágora

Título: La Mandrágora (1911)
Título original: Alraune
Autor: Hanns Heinz Ewers
Género: Suspenso/Horror

Sinopsis:
Como resultado de inseminar artificialmente a una prostituta con el semen de un ahorcado surge a la vida la bella y malvada Mandrágora, uno de los grandes y más fascinantes mitos de la literatura fantástica, equiparable a Frankenstein, Drácula, El Golem o El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde.
Consenso global en GD:  4.04 of 5 stars 4.04

Reseña:
Me dieron este libro en Literatura Alemana, como parte de un programa cuyo eje es el mal. Sin duda alguna, de todos los que leí hasta ahora, este es el que más aplica al programa.
Alraune es, desde sus primeros capítulos, un canto al mal, y al mal no como entidad sino como forma de vida, como espíritu que impulsa y posee. Comenzando con la descripción de la familia Gontram, los relatos de sus fiestas bizarras, y luego con las aventuras y espeluznantes ocurrencias de Frank Braun y el doctor Ten Brinken, el lector se ve envuelto en un ambiente de ajenidad y extrañeza. Se introduce así la leyenda de la mandrágora.
De una elaborada introducción surge Alraune -Mandrágora-, nuestra diabólica protagonista. Si bien la mujer-demonio es un estereotipo o tema muy recurrente en la literatura, esta novela rompe y anuncia desde un principio que Alraune será el mal. Evita alevosamente las danzas, sugerencias y enmascaramientos que normalmente envuelven a los personajes femeninos diabólicos y plantea que éste es un engendro y que nada bueno va a ocurrir en la novela.

Es justamente esta premisa la que hace tan atractivo el libro. Como lector sabemos quién y qué es el personaje principal, y deseamos saber cómo se desarrollará la historia -porque, honestamente, ¿cómo se arma una novela con un personaje monstruoso y condenado como éste?-. Y no defrauda.

La historia está embebida en episodios trágicos y acontecimientos tenebrosos, todos rodeando a Alraune pero nunca involucrándola directamente. Y acá es donde Ewers merece sus aplausos. Logra darle una identidad tan incorpórea, azarosa e impredecible al mal, que logra revolucionar el concepto de personaje maligno. Porque Alraune se constituye así en una víctima más. El mal que emana, que la rodea, es incontrolable. Los personajes que la rodean van cayendo bajo su influjo y siendo conducidos a situaciones trágicas, sin poder evitarlo. El mal es hipnótico, controla sentidos, razones, voluntades. Y así es como resulta completamente horroroso: puede controlar incluso al ser más racional y decidido.

Y ni siquiera Alraune puede controlarlo. A medida que avanza la novela se descubre que, lo que en un principio parecía un personaje predecible y unidimensional, tiene más facetas y máscaras de las que se creía. Es manipuladora, pero vulnerable. Es bellísima y atípica. Es victimario y víctima.

Voy a destacar una escena en donde Ewers logra de forma monumental dar vuelta los últimos estereotipos que quedan en pie, conduciendo al lector a un festín de banalidades y elementos bizarros y haciéndolo aceptar todo sin el más mínimo horror: la fiesta donde Alraune se disfraza de hombre.

Por último, y quizás sea mi única crítica negativa, considero que la escena final no estuvo a la altura del resto de la novela. Para mí, perdió fuera y promedió de forma brusca, poco clara y un tanto decepcionante, lo que se venía construyendo como una novela en tensión y trágica. Alcanza el punto donde la pregunta "¿y ahora cómo va a seguir esto, cómo va a hacer el autor para continuar esto?" es acuciante y mantiene al lector en vilo, para luego dar una respuesta que es pálida en comparación con el resto de la novela.

Mi clasificación: it was amazing it was amazing it was amazing it was amazing it was amazing

1 comentario:

  1. ¡Hola!
    Ya te he afiliado al blog, gracias por haber rellenado el formulario y por el interés. =)
    ¡Un beso!

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