miércoles, 27 de junio de 2012

jueves, 7 de junio de 2012

LJ: Literatura Juvenil

(Reproduzco un post que hice en otro blog para que las cosas que suba a futuro tengan sentido)


Tópico controversial si los hay.
En mi opinión, después de la gran pregunta sobre qué es y si realmente existe la literatura infantil, la cuestión de la literatura juvenil es el siguiente interrogante acuciante del círculo literario de estos tiempos.
¿Qué es? ¿Cómo clasificamos los libros para que caigan en esta categoría, si en realidad las historias típicamente juveniles abarcan temáticas de todos los demás géneros considerados adultos: suspenso, misterio, romance, thriller, etc.?

Desde el fenómeno Harry Potter, el campo de la literatura juvenil estalló y, en un intento por controlarlo, el mundo literario juzgó como "juveniles" todas las historias en sagas y trilogías con un fuerte componente de aventuras y romance. Su poca definición, sumado a los estereotipos que se repiten y algunos oportunistas que vieron en la premisa el lugar propicio para sacarse una historia mala de encima y hacer plata con ella, ha llevado a que la así llamada "literatura juvenil" sea vista con recelo. Por no decir desprecio.

Fantástico cartel en una librería de Olympia, WA
Sin embargo, en mi experiencia como lectora, con estos tipos de libros, tan rápidamente clasificados así, he encontrado algo que no siempre descubro en otros libros que leo: desesperación. Sufro por estos libros, muero por terminar de leerlos, no puedo dejarlos hasta haberlos terminado. El deseo por saber qué ocurre, cómo sigue la historia, qué pasa con los personajes y la situación es más fuerte que cualquier otra cosa y me lleva a posponer la vida misma con tal de terminarlos. Y considero que eso no es poca cosa. Estos libros son un viaje en montaña rusa, que te suben el corazón a la boca, te entretienen y te atrapan por completo.

Pero, ¿están bien escritos? Ugh, qué pregunta. ¿Qué es estar bien escrito? ¿No tener errores de ortografía, coherencia y cohesión? Sí, entonces sí están bien escritos. ¿Es ser una ficción, una novela de tesis o un mandala, à la Rayuela? Entonces, no.
Capo

En serio, ¿qué es estar bien escrito? ¿Es, acaso, ser un libro que sólo unos pocos puedan leer, qué sólo se lea en las facultades y círculos intelectuales? Por haber abarcado públicos tan diversos y amplios, y por haber sido, en su mayoría, éxitos comerciales, estos libros juveniles son juzgados como literatura pobre o mala.

Bueno, en su época a Shakespeare le pasaba lo mismo, sus obras eran consideradas mediocres por ser consumidas por grandes masas de gente diversa. Ojo, no estoy diciendo que todos estén bien escritos. Los libros malos existen, en la literatura juvenil, pero también en la "adulta" y en general.

Quizás no estoy diciendo nada nuevo. Probablemente. Pero lo que sí quiero decir es que es un espectro de libros que está siendo clasificado y juzgado de mil maneras, algunas acertadas, otras, muy lejos de ser ciertas, y que creo que merece el beneficio de la duda.
No sé si son buenos libros, de hecho no sé qué libros son buenos. Sólo conozco los libros que me gustan. De eso sí que puedo hablar, y mucho.

martes, 5 de junio de 2012

Blancanieves y la película que no fue

Después de haber sido bombardeada con múltiples avances y cortos que lucían suculentos y prometedores, mi apetito por un cuento de hadas reinventado no podía estar más abierto y ansioso. El conjunto oscuro y osado a primera vista lograba, incluso, alivianar mi disgusto por la elección de Kristen Stewart como la heroína clásica.
Prometía.
Pero no cumplió.

Blancanieves y la leyenda del cazador (2012), una película que lo tenía todo para triunfar (excepto una buena actriz principal), fracasó rotundamente. Otra vez, una bomba que podría haber estallado en éxitos comerciales y críticos se hunde sobre sí misma y levanta la pregunta: "¿qué falló en esta magnífica ecuación hollywoodense?"

¿Fue el director? No del todo. Rupert Sanders debuta con esta película y demuestra que sabe componer imágenes y escenas que responden a las necesidades de la película. Combina la magia propia del cuento clásico, los animales mansos, los elementos fantásticos, y une todo con una visual descomunal y oscura, marca del giro en la historia, signo de la corrupción y perturbación en el relato. Si hay algo que en esta película merece ser celebrado es su poder visual. Sanders no deja escapar una toma y construye todo el tiempo, durante dos horas y pico, escenas visualmente deliciosas. Un lujo que se disfruta mejor en el cine y su gran pantalla.
Entonces, ¿fueron los actores? No del todo, tampoco. La película, por suerte, no recae de lleno en los hombros de la débil Kristen Stewart. Está siempre bien acompañada por alguno de los otros iconos de la historia o bien sus escenas individuales son interrumpidas por otras con otro personaje central. Ella no logra, en absoluto, transmitir la complejidad de las emociones que debería tener una princesa que pasó encerrada - y esto déjenme repetirlo porque en la película pasa sin pena ni gloria y es, en realidad, la base de todo: ENCERRADA en una torre sucia y solitaria - toda su vida. No existe. ¿Dónde está el trauma de la soledad? ¿La locura? ¿La sed por comerse el mundo con los ojos? Nada de nada, es una chica común y corriente que no rompe nada en busca de respuestas ni llora por los años perdidos. No hace nada.
Los otros dos actores centrales, Charlize Theron y Chris Hemsworth, logran trabajar sus personajes y darles una vuelta lo suficientemente acertada como para tallarles una cierta tridimensionalidad.

¿Dónde reside el problema, entonces?
En el guión. Señoras, señores, lectores, el guión puede ser trabajo invisible en una película pero, si no está bien hecho, logra hundirse y arrastrar con él al elenco, el director, los camarógrafos y sus familias y mascotas inclusive.
El guión está armado con hilos dentales. La historia quiere presentarse con una fuerza y complejidad política y social que queda destruida por la simplicidad de los personajes. ¿Culpa de los actores? No, nuevamente del guión. No se les da las escenas necesarias para construir un conflicto interior y exterior, ni posibilidades de diálogo dramático con los otros personajes. No tienen oportunidades para desarrollar relaciones creíbles y reales.

Tomas preciosas, guión desastroso.

¿Dónde están las escenas donde Blancanieves y el cazador discuten sus vidas, donde él habla sobre su pasado y su sufrimiento, donde ella pondera sobre su encierro y le pide ayuda? ¿Dónde están las escenas donde le enseñan a luchar? ¿Dónde están las escenas donde construyen una relación creíble que no sólo existe porque la película se titula así? Cuesta comprar la explicación mágica y sobrenatural del poder convocante de Blancanieves y, sobre todo, cuesta creer que un personaje como el del cazador pueda seguirla tan ciegamente sin fundamentos concretos.

Los diálogos son ridículos y vacíos, completamente forzados y llanos. Algunas escenas quedan así convertidas en una incomodidad que pide a gritos terminar. La película se desarma en escenas recortadas e inconexas. Incluso así pierde su poder la búsqueda por darle un pasado y humanidad a la villana, trabajo que Charlize Theron logra de forma impecable, pero que cae sordamente en la película. Llano, simplón, vacío.

Mis destacados: la cinematografía, sin duda alguna, el trabajo que logra hacer Chris Hemsworth con su pobre personaje, que lo hace creíble, el vestuario (un excelente trabajo de Colleen Atwood) y los enanos, una copia de los enanos que se vienen en El Hobbit, pero lo suficientemente bien ubicados - y bien actuados - para inyectar humor y ternura en la película.

Rotten le da un 46% a la película y, esta vez, debo coincidir.